En esta entrada quiero empezar a mostrar mi colección de rosales, de los cuales estoy orgullosa. Son escogidos con mucho mimo y cuidado, obedeciendo sobre todo a un criterio de salud, más que a la imagen.
La lucha contra las enfermedades es agotadora y supone un desgaste, que al final acaba con buena parte del disfrute de las plantas, así, que después de mucho experimentar, he optado por anteponer la buena salud de las plantas, antes incluso de la imagen.
Concerto
Es un rosal que está conmigo hace doce años, lo he tenido plantado en maceta, luego en jardinera, para traerlo aquí, lo trasplanté otra vez en maceta y luego, en suelo, en el sitio que espero sea definitivo, a un lado del arco de entrada al pasillo lateral, crea una imagen realmente sugerente y hermosa.
Este año, han salido las flores más amarilla limón que nunca, lo achaco a los abonados, que han sido más intensos que otros años.
De cualquier forma es una de mis mejores y más queridos rosales.
A SHROPSHIRE LAD
Este rosal de Austin tiene solo dos temporadas, es su segunda floración, es sencillamente delicioso, con un olor a talco muy agradable.
Lo he situado en el lado interior de la puerta del jardín, crece en conjunción con una bihnonia rosa muy florífera, pero no coinciden en el tiempo, pero el follaje de la bignonia acompaña perfectamente al rosal.